En efecto: una es brillante y la otra mate.
¿Y es mejor un lado que otro para envolver el bocadillo?
La mayoría de los sólidos se rompen al ser sometidos a presión, pero
esto no ocurre con los metales. El aluminio, como el resto de los
metales, es maleable. Así podremos aplastarlo al aplicarle la suficiente
presión y extenderlo en láminas o en planchas. Y enrollarlo en láminas
muy delgadas.
Pero ¿qué quiere decir maleable?
Los metales son maleables porque sus átomos se mantienen unidos
mediante una serie movible de electrones compartidos, en lugar de estar
unidos por fuerzar rígidas entre los electrones de un átomo y los del
siguiente, como pasa en la mayoría de los sólidos.
Como un átomo en concreto no tiene una posición fija, puede cambiar
de lugar manteniendo su enlace con uno u otro electrón, dependiendo de
la presión a la que se vea sometido el metal.
En la fábrica de papel de aluminio se somete al aluminio a una gran
presión hasta que se obtiene una lámina delgada, lo suficiente para
devanarlo haciéndolo pasar entre pares de rodillos, para ir obteniendo
progresivamente láminas más y más finas. Hasta conseguir alcanzar
grosores de menos de dos centésimas de milimetro.
Para que la lámina no se rompa en el laminado en frío y para ahorrar
espacio en el laminado final, se hacen pasar dos láminas a la vez entre
los rodillos.
Así, las superficies que están en contacto con los rodillos de acero
pulido, salen lisas y brillantes. Pero las superficies interiores, de
aluminio contra aluminio, salen ligeramente rugosas y mates, ya que el
aluminio es mucho más blando que el acero.
Aparte del aspecto, no hay ninguna diferencia entre una y otra cara,
por lo que se puede usar cualquiera de ellas para envolver los
alimentos.
A continuación un video explicativo del proceso.
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