domingo, 23 de febrero de 2014

10 Carteles de la Segunda Guerra Mundial

Aunque la Primera Guerra Mundial ocurrió en el mismo siglo, la Segunda Guerra Mundial fue, sin duda alguna, la guerra del siglo XX. A diferencia de la “Gran Guerra”, que sería la culminación de eventos profundamente arraigados en el siglo XIX, avivados por la ineptitud de la diplomacia europea, la Segunda Guerra Mundial era un reflejo de los avances tecnológicos, políticos y culturales de la época en que tuvo lugar.

Uno de los ejemplos más reveladores de esto fue la propaganda. Creativos publicitarios fueron convocados por los gobiernos, no para difundir la noticia de que había guerra, sino para venderla. Se valieron de cada técnica y recurso conocido hasta la fecha para convencer a las personas, muchas veces escépticas, de que las carnicerías y la destrucción masiva que devastaba al mundo, estaba bajo control y eran algo totalmente necesario.
En aquella época, los carteles de propaganda eran la herramienta más efectiva disponible para los gobiernos a la hora de informar, seducir y convencer al pueblo. En nuestros días, no son más que poderosos recuerdos de la última vez que la humanidad intentó destruirse a sí misma. En seguida te presentamos los 10 carteles más impactantes de la Segunda Guerra Mundial.
10. I Want You for U.S. Army

Sin duda uno de los carteles de propaganda más famosos y duraderos de todos los tiempos. “I Want You for U.S. Army“, realmente fue requerido para la Primera Guerra Mundial. Imitando a un cartel de reclutamiento de la Gran Bretaña, también icónico, esta imagen indeleble resultó tan eficaz, que su utilización se extendió a la Segunda Guerra Mundial.
Incluso ante nuestros ojos, adictos a las propagandas del siglo XXI, no resulta difícil ver por qué tantos jóvenes respondieron a la convocatoria. El rostro severo, pero a la vez paternal del Tío Sam, parece estar mirando directamente en nuestras conciencias, sin importar de qué forma veamos el cartel. La apelación al honor y al deber, por no mencionar el tono ligeramente siniestro, fue suficiente para convencer a las masas de que se enlistaran con toda la voluntad del mundo para dar un paseo en el Infierno.

9. ¡Un pueblo, un Reich, un Führer!


Mientras que los Estados Unidos empleaban una figura ficticia vestida con los colores de la bandera de Estados Unidos, la mayoría de la propaganda alemana echaba mano de la imagen de Adolfo Hitler. Hitler no fue el inventor del fascismo ni del culto a la personalidad que lo alimentó, pero ciertamente se encargó de perfeccionar este último. Hitler nunca fue un hombre particularmente atractivo, aun tomando en cuenta los estándares de su tiempo, y de ninguna manera se aproximaba al ideal ario que tantas veces exaltó, sin embargo, vendió su imagen a la opinión pública alemana como un símbolo de todos los deseos y ambiciones del pueblo alemán.
Un ejemplo clásico es el cartel “Ein Volk, Ein Reich, Ein Führer!” O Simplemente: “Un pueblo, un imperio, un líder“. Este cartel publicitario fue ampliamente utilizado a lo largo de todas las tierras que llegaron a conquistar los alemanes, como una forma de inspirar lealtad y un orgullo feroz en los alemanes étnicos que vivían en dichos lugares. A diferencia de la profunda mirada del Tío Sam, Hitler dirige la vista hacia un lado, hacia un futuro donde los alemanes serían los dueños del mundo. Una imagen muy poderosa e increíblemente eficaz.

8. Keep Calm and Carry On


Mientras Hitler y los nazis se convencían de que lo único que les esperaba tras la guerra sería un destino de gloria y poder, el gobierno británico intentaba por todos los medios convencer a su población de que la nación no estaba a punto de ser destruida por completo. En 1939, gran parte de los ciudadanos británicos temían que en un futuro muy cercano, millones de soldados alemanes desembarcan en costas inglesas. El gobierno, la única potencia con relevancia que en la época estaba contra Alemania, sabía que si los nazis abandonaban sus otras ambiciones, pronto dirigirían todo su poderío y furia contra el Reino Unido.
Para levantar la moral, el Ministerio de Información Británico mandó a imprimir diversos carteles como una forma de recordar a sus ciudadanos su carácter nacional. El más emblemático de estos fue “Keep Calm and Carry On“. Un mensaje bastante simple escrito bajo el dibujo de una corona, pero un mensaje que captó la esencia de la identidad británica. Y aunque millones de ejemplares fueron impresos durante la época, el cartel nunca se exhibió ampliamente durante el desarrollo de la guerra, sólo recientemente fue redescubierto y popularizado gracias a la Internet. Este continúa siendo un increíble ejemplo de cómo unas pocas palabras y una imagen pueden capturar el espíritu de una nación entera.

7. La patria te llama.


Cuando los rusos decidieron embarcarse en la aventura bélica, produjeron en masa un afiche de reclutamiento que rivalizaba en popularidad y eficacia con el cartel propagandístico del Tío Sam. En lugar de recurrir a la patriótica figura del hombre con ojos de acero para reclutar soldados, los rusos recurrieron a lado maternal de la psicologíautilizando a una mujer.
Con una mirada tan penetrante como la del Tío Sam, la Madre Rusia miraba en las profundidades del alma de los jóvenes rusos y les recordaba a las madres, abuelas, esposas y hermanas que habían perdido durante la brutal invasión alemana a su tierra natal. Al apelar al intenso amor por el país que la mayoría de los camaradas rusos compartía, este cartel exaltó el deseo de venganza y justicia entre los hombres rusos. Mismo deseo que se hizo evidente cuando los rusos comenzaron a contra atacar con furia desmedida a las fuerzas alemanas.

6. La rebelión de Asia.


Para el estadounidense, británico o ruso promedio que veía como el Imperio Japonés se extendía a velocidad vertiginosa por toda Asia, Japón se había embarcado en una carrera imperialista, subyugando a todo aquel que osara a interferir en el camino hacia su ambición. Los japoneses, sin embargo, se veían a sí mismos y a sus logros de una forma muy distinta. Para estos, las invasiones de Corea, Taiwán, China, Filipinas y de las islas del Pacífico Sur eran un intento por limpiar la región de la influencia occidental, y crear, así como liderar, una “esfera de prosperidad” asiática.
Para promover la idea y convencer al pueblo de sus nuevos territorios de aceptar la realidad del dominio japonés, crearon el cartel “Rise of Asia“. Este mostraba a un japonés rompiendo las cadenas de la dominación occidental y pisoteando las banderas y a los soldados de los Aliados, la propaganda fue diseñada para comunicar que un nuevo orden había nacido, un nuevo orden que liberaría a los pueblos oprimidos a lo largo de toda Asia. Inconvenientemente para los japoneses, sus acciones en las tierras conquistadas no convencieron a nadie y enfrentaron resistencias sanguinarias por parte de casi todos los países a los que intentaban colonizar.

5. This is the Enemy


Una de las principales características de la propaganda en la guerra era el intento de apelar a todos los ideales y emociones humanas, desde nobles deseos como justicia y libertad, hasta otros no tan nobles, como el odio y el miedo. Una de las herramientas más eficaces para atrapar a las mentes y ganar el apoyo de la población fue el viejo y conocido racismo. Empleado por los ejércitos desde los inicios de los tiempos, la técnica suele funcionar por qué deshumaniza al enemigo, convirtiéndolo en un flagelo que debe ser erradicado antes que destruya todo lo que se valora y ama.
Existen numerosos ejemplos de carteles racistas de la Segunda Guerra Mundial, pero entre los que más destacan se encuentra el cartel estadounidense “Este es el enemigo“. Chocante hasta para los estándares de nuestros días, muestra una caricatura sonriente de un soldado japonés con ojos rasgados raptando a una mujer blanca desnuda. Es una imagen oscura y enervante. Quizás el aspecto más espantoso del cartel es que no pretendía deformar la imagen del pueblo japonés, sino reforzar la amplia e incuestionable opinión que los estadounidenses tenían sobre el pueblo nipón.

4. Be sure you have correct time!


Los carteles racistas no eran herramientas exclusivas para despertar el odio de aquellos quienes se habían quedado en casa. El cartel estadounidense “Asegúrate de tener la hora correcta” utiliza una imagen racista semejante a la del cartel anterior para recordarle a los soldados el valor operativo de mantener sus relojes intactos en el campo de la batalla. Con unas versiones flagrantemente ofensivas de las caricaturas de Hitler, Mussolini y Tojo, expresaron el odio que todos los soldados debían sentir por sus enemigos.
La animosidad llega muy fácil cuando un grupo intenta matarte junto a tus amigos, y las fuerzas armadas de los Estados Unidos sabían de esto, en cada oportunidad que se les presentó, incluso en simples placas de instrucción, los señores de la guerra les recordaban a los hombres que luchaban por ellos que los enemigos eran monstruos que no merecían más que la muerte y el desprecio.

3. Loose Lips Sink Ships


Obviamente el racismo no era la única forma de recordarles a los miembros de las fuerzas armadas que debían conservar la disciplina en todo momento. El cartel británico “Loose Lips Sink Ships” contiene una rima sencilla, una fría imagen icónica, y trazos de rojo y negro para advertir a los soldados sobre los peligros de hablar entre los descansos sobre las acciones que estaban a punto de realizar.
Entre los soldados y marinos a menudo se presentaban largos periodos de inactividad, comunes en la vida militar, épocas en que el chisme es algo bastante común. Desafortunadamente, la mayoría de las tácticas y planes militares dependían del hermetismo de los mismos. Si tomamos en cuenta el hecho de que las principales potencias de la Segunda Guerra Mundial planeaban y ejecutaban algunos de los esfuerzos militares más complejos jamás realizados en la historia de la humanidad, es evidente la magnitud deldaño que podría causar un soldado chismoso. De ahí la existencia de este cartel y miles de otros similares.

2. We Can Do It!


Además de la evidente necesidad de convencer a los ciudadanos de inscribirse para el servicio militar, los gobiernos también tenían que convencer a las personas que se quedaron atrás de la importancia de sus esfuerzos de guerra. En los Estados Unidos, lo que se vio fue una inmensa necesidad de trabajadores calificados para producir los materiales que necesitaban los Aliados para luchar contra el Eje, muchos de los carteles de propaganda más memorables estaban dirigidos a la población civil.
Por mucho, el más emblemático fue “We Can Do It“. Un simple cartel de una mujer trabajadora (basado en el personaje real de “Rosie, la remachadora”) flexionando sus músculos, que dejaba en claro la nueva posición que ocupaban las mujeres en los Estados Unidos. Activas en las fábricas de todo el país, estas mujeres eran parte vital del esfuerzo de guerra de los EE.UU. y, por primera vez en la historia del país, se convirtieron en una fuerza económica a tener en cuenta. Aunque las cosas han cambiado mucho desde que terminó la guerra, el cartel se sigue utilizando como un símbolo del poder femenino.

1. Recuerda el 07 de diciembre


Previo al 7 de diciembre de 1941, pocos estadounidenses consideraban que su país debía ir a la guerra. El aislacionismo era un sentimiento popular entre toda la esfera política, y la nación americana se había mantenido prácticamente ignorante de todo la carnicería que ocurría al otro lado del Atlántico y del Pacífico. La nación estaba sumamente contenta de suministrar grandes cantidades de material de guerra a los Aliados, eso era lo más lejos a lo que estaban dispuestos a llegar en la guerra. Entonces, Japón atacó Pearl Harbor. Aunque la agresión representó un golpe casi fatal a la Flota de EE.UU en el Pacífico., fue uno de los errores más costosos que Japón pudo cometer.
Despertaron al gigante dormido y la entrada de los EE.UU. en la guerra era inevitable. Para estimular la rabia que los americanos sentían, el gobierno produjo en masa uno de los carteles de propaganda más conmovedores jamás impresos. “Acuérdate del 07 de diciembre“. Una imagen de terror con una bandera estadounidense a media asta hecha pedazos, innumerablemente balaceada contra un cielo ennegrecido por el humo de las explosiones. El cartel capturó perfectamente la emoción de su público objetivo. Y lo más importante, inspiró a miles de ciudadanos norteamericanos a visitar la oficina de reclutamiento de su localidad.

¿Qué llevas en la cesta?


Mi perro necesita gafas


Mafalda


La justicia y la política en un gráfico


¿Sabes para qué sirve el pequeño agujero lateral de un bolígrafo BIC?

Todos los días, miles de bolígrafos BIC son vendidos en todo el mundo. Son un completo éxito, por decir lo menos, por lo que no es de extrañar que encontremos estas útiles herramientas de escritura a donde quiera que vayamos.

Foto: Wikimedia Commons
Eso sin contar que resulta prácticamente imprescindible tener uno en la mochila, en la oficina, en el auto, etc… ya sea mordisqueados, quebrados o sin la tapa, siempre tenemos un bolígrafo BIC al alcance de la mano.
BIC Cristal
Resulta curioso saber que la inspiración para crear esta pluma esferográfica vino de László Bíró, un periodista de origen húngaro que estaba harto de tener que llenar la pluma estilográfica y esperar hasta que la tinta secara después de escribir. La idea de esta invención vino cierto día que observó una bola rodar sobre un charco de agua, dejando un rastro del líquido por donde quiera que pasaba. A partir de ahí, se reunió con su hermano György, que era químico, para inventar un aversión comercialmente viable de dicho objeto.
En el año 1938, los hermanos Biró patentaron el diseño, cuya característica única era una pequeña bola en la punta, que al rodar liberaba tinta del cartucho. Aunque hubo versiones anteriores de las plumas esferográficas, la mayoría terminó fracasando porque presentaban fugas, sequedad y problemas en la liberación de la tinta. Dos años después, los hermanos Biró comenzaron a vender licencias del diseño a los fabricantes de Estados Unidos e Inglaterra y en muy poco tiempo la historia de los bolígrafos BIC había comenzado.
 El secreto de los agujeros.
En el año 1950, un fabricante francés de plumas llamado Marcel Bich lanzó su primero modelo sobre la licencia de los hermanos Biró. Como precisaba de un nombre para su producto, el empresario adoptó su propio apellido con una sutil diferencia y creo el “BIC Cristal”; además, resolvió algunas fallas implícitas en el diseño de los Biró, dando inicio a una producción en masa de muy bajo costo.

Para controlar mejor el flujo, Bich invirtió en tecnología suiza para conseguir una esfera que le permitiera a la tinta fluir libremente. También alteró la viscosidad de la tinta para evitar las fugas y el resecado. En este mismo tiempo surgió el enigmático agujero que se encuentra al lateral de todos los bolígrafos de BIC.
Por más inútil que sea su apariencia, ese diminuto agujero sirve para igualar la presión atmosférica dentro y fuera de la pluma. Sin este, sería imposible usar de forma correcta el objeto dentro de un avión o en la cima de un edificio muy alto, por ejemplo. Una diferencia en la presión atmosférica entre el interior y el exterior provocaría que la pluma “explotara” – y todos sabemos la suciedad que resulta cuando eso pasa.
Según la FAQ en el sitio de BIC, cerca del 90% de todas las plumas producidas en la actualidad cuentan con este recurso para evitar los derrames. Pero BIC también tiene otro agujero enigmático en su haber: en el año 1991, a la pluma también se integró un agujero en la tapa, cuya finalidad no era la de aumentar o mejorar el rendimiento del producto, sino la seguridad de sus usuarios. Las tapas poseen un agujero en la punta en cumplimiento de una norma de seguridad internacional que pretende evitar el riesgo de que los niños (y también los adultos desprevenidos que las mastican) se sofoquen con la pieza, ya que este agujero permite el paso de aire en caso de que sean ingeridas.

Adivina el futbolista


Por todos los boquetes


Ojos saltones


La colada


Encantada


La cuerda floja


Sin tocar el suelo