martes, 8 de mayo de 2012
El pan de toda la vida
Pensé que se preparaba a partir del horneado de una masa, elaborada
fundamentalmente con harina de cereales, sal y agua, además de levaduras para que fermente la
masa y sea más esponjosa y tierna ...
¿Por qué el hierro se pone rojo al calentarse?
Al
someter el hierro al fuego de proporcionamos gran cantidad de calor.
Esta energía suministrada hace que los átomos del metal se muevan con
mayor intensidad y vibren aceleradamente.
Pero
cuando no toda la energía puede ser admitida se pierde en forma de
radiación lumínica mostrando el color rojizo característico del hierro
calentado en la forja.
Pero… ¿por qué rojo y no otro color?
De
hecho el rojo no es el único color. La luz roja tiene una longitud de
onda larga, que se corresponde con una energía baja, y es el primer
color adquirido por el hierro candente. Si intensificamos el calor, si
aumentamos la temperatura, obtendremos emisiones lumínicas con unas
frecuencias cada vez más altas y unas longitudes de onda más cortas. Y
el color cambiará del rojo al amarillo, de ahí al blanco y finalmente al
azul.
Y no solamente le pasa eso al hierro, podemos observar el mismo efecto en otras sustancias que con calor se vuelven luminosas.
¿A qué renunciarías a cambio de conservar tu empleo?
Salvados sale a la calle para preguntar a los ciudadanos a qué
renunciarían primero a cambio de conservar su empleo. ¿Qué valoran más
el derecho al voto, la libertad de expresión, la sanidad pública o el
derecho a huelga?
Taxista con gafe
Ya es mala suerte que se te hunda el taxi en un charco de agua. Si encima cuando llega la tele para hacerte unas preguntas haces el ridículo… ya ni te cuento.
Derechos, que no privilegios
Según el Diccionario de uso del español de María Moliner, privilegio
es la excepción de una obligación, o posibilidad de hacer o tener algo
que a los demás les está prohibido o vedado, que tiene una persona por
una circunstancia propia o por concesión de un superior. Por el
contrario derecho es la circunstancia de poder exigir una cosa porque es justa.
Soy
funcionaria, me dedico a la docencia y trabajo en un instituto de
educación secundaria, en este país. Y no, yo no tengo privilegios.
El
sueldo que cobro es un derecho que me gano honradamente con mi trabajo.
Está regulado por un convenio en el que participan y firman todas las
partes interesadas. Es transparente, cualquier ciudadano puede saber lo
que cobro. Hacienda conoce perfectamente mis ingresos, en mi declaración
no cabe el fraude ni la picaresca. Mis ahorros, pocos, están en
entidades bancarias completamente controladas por el estado, y no en
paraísos fiscales. Me levanto todas las mañanas a las seis y media para
ir a trabajar. Cuando regreso estoy cansada, porque, aunque no lo
parezca, este oficio es agotador. Diariamente doy cuenta de mi trabajo
primero a mis alumnos y por supuesto a sus padres, luego a mi director y
si es preciso al inspector de mi zona, porque yo sí tengo jefes.
Obtuve mi puesto de trabajo aprobando una oposición, que por si alguien
no lo sabe, es una prueba muy dura, y no hubo “enchufismos” de ninguna
clase. Si tengo que ir a trabajar en coche, el vehículo es propio y pago
la gasolina, yo no tengo coche oficial ni chófer. Si he de quedarme a
comer, me pago la comida, yo no cobro dietas. El café y el almuerzo
corren por mi cuenta, y hasta los bolígrafos rojos que gasto para
corregir los ejercicios de mis alumnos, los compro con mi dinero. Los
libros de texto y de lectura que necesito para trabajar, de momento, nos
los ceden, gratuitamente las editoriales, tampoco les cuestan un euro a
la Administración.
No,
yo no tengo privilegios. Alguien podría pensar que disfruto de un mes
de vacaciones más que el resto de mortales. Pero durante el curso
escolar trabajo prácticamente todos los domingos, y cuando no trabajo en
domingo es porque lo he hecho en sábado. Si cuentan todos estos días,
verán que suman más de 31, que son los que tiene el mes de Julio. Cuando
llevo a mis alumnos de excursión o de viaje, les dedico las 24 horas,
dejando a mis hijos y a mi familia.
No,
yo no tengo privilegios. Y sin embargo me siento privilegiada. Sí, me
siento privilegiada porque considero que mi trabajo es muy importante y
valioso y realizo un servicio social. Me siento privilegiada cuando veo
crecer y madurar a mis alumnos, los veo superar sus dificultades y
aprender, y yo estoy ahí ayudándoles, aunque solo sea un poquito. Me
siento privilegiada cuando mis alumnos me saludan por la calle, casi
siempre con una sonrisa y cuando hablo con sus padres con la
cordialidad propia de quienes comparten objetivos. Me siento
privilegiada cuando encuentro a antiguos alumnos y me hablan de sus
vidas, de sus éxitos y sus proyectos. Y sobre todo me siento
privilegiada porque trabajo rodeada de extraordinarios profesionales que
se dejan la piel día a día para llevar a buen puerto esta nave que la
Administración se empeña en hacer zozobrar.
Sí, estos son mis privilegios, pero puedo asegurarles que no le cuestan ni un euro al contribuyente.
Con todo, no crean que quiero ponerme medallas, nada más lejos. En el fondo me siento como el siervo inútil del
Evangelio, al fin y al cabo solo cumplo con mis obligaciones. Pero es
importante no confundir derechos con privilegios. Los recortes en
Sanidad y Educación, son recortes en derechos y no en privilegios. Que
no os confundan. No veáis enemigos donde hay amigos, ni verdugos donde
hay víctimas como vosotros. Confundir es un arma de poder para camuflar
al verdadero culpable.
Con
todo lo que está cayendo sobre los docentes, lo que más me duele no es
la pérdida de poder adquisitivo, sino el menoscabo moral al que se nos
está sometiendo. Solo pido a la sociedad, respeto. A los políticos,
honestidad, porque muchos han olvidado el significado de esa palabra, si
es que lo conocieron alguna vez. También les pido valentía, porque
pisotear al débil es de cobardes. Los culpables de esta crisis son mucho
más poderosos que nosotros y sí tienen privilegios, que lo paguen
ellos. Por la dignidad del docente, que es lo que no nos pueden quitar.
Una hora de video
Recopilación de videos de humor, caídas, bromas, accidentes, y muchas cosas para reirse (o no).
Las mil bolitas...
Tal vez es la quieta soledad que viene por ser el primero en
levantarse, o quizá el increíble gozo de no tener que ir al trabajo.
De todas maneras, las primeras horas de un sábado son extremadamente deliciosas.
Hace unas cuantas semanas, me dirigía hacia mi equipo de
radioaficionado, con una humeante taza de café en una mano y el
periódico en la otra.
Lo que comenzó como una típica mañana de sábado, se convirtió en una de
esas lecciones que la vida parece darnos de vez en cuando . . .
déjenme contarles:
Sintonicé mi equipo de radio en banda de 20 metros, para entrar en una red de intercambio de sábado en la mañana.
Después de un rato, me topé con un colega que sonaba un tanto mayor.
Él le estaba diciendo a su interlocutor, algo acerca de “unas mil bolitas”.
Quedé intrigado ! y me detuve para escuchar con atención:
"Bueno, Tomás, de veras que parece
que estás ocupado con tu trabajo. Estoy seguro de que te pagan bien,
pero es una lástima que tengas que estar fuera de casa y lejos de tu
familia tanto tiempo.
Qué triste que te perdieras la presentación teatral de tu hija".
Continuó: "Déjame decirte algo, Tomás, algo que me ha
ayudado a mantener una buena perspectiva sobre mis propias prioridades".
Y entonces fue cuando comenzó a explicar su teoría sobre las "mil
bolitas":
"Me senté un día e hice algo de aritmética. La persona
promedio vive unos setenta y cinco años, entonces multipliqué 75 años
por 52 semanas por año, y obtuve 3900 que es el número de sábados que la
persona promedio habrá de tener en toda su vida. Y para ese entonces,
con mis 55 años, ¡ya había vivido más de 2800 sábados!
"Me puse a pensar que si llegaba a los 75 años, sólo me
quedarían unos 1000 sábados más que disfrutar. Así que fui a una
juguetería y compré todas las bolitas que tenían. Tuve que visitar tres
jugueterías para conseguir 1000 bolitas. Las llevé a casa y las puse en
una fuente de cristal transparente, junto a mi equipo de
radioaficionado.
"Cada sábado a partir de entonces, tomo una bolita y la
tiro. Descubrí que al observar cómo disminuían las bolitas, me enfocaba
más sobre las cosas verdaderamente importantes en la vida. No hay nada
como ver cómo se te agota tu tiempo en la tierra, para ajustar y adaptar
tus prioridades en esta vida.
"Ahora déjame decirte una última cosa antes que nos
desconectemos y lleve a mi esposa a desayunar. Esta mañana, saqué
la última bolita de la fuente de cristal... y entonces, me di cuenta de
que si vivo hasta el próximo sábado entonces me habrá sido dado un
poquito más de tiempo de vida...y si hay algo que todos podemos usar, es
un poco más de tiempo.
"Me gustó conversar contigo, Tomas, espero que puedas estar
más tiempo con tu familia. Hasta pronto, se despide 'el hombre de 75
años'. Cambio y fuera, ¡buen día!".
Uno podría haber oído un alfiler caer al suelocuando
este amigo se desconectó. Creo que nos dejó a todos pensando. Yo había
planeado trabajar en la antena aquella mañana, y luego iba a reunirme
con unos cuantos radioaficionados para preparar la nueva circular del
club...
En vez de eso, desperté a mi esposa con un beso, "Te quiero
llevar a ti y los chicos a desayunar afuera: no hemos pasado un sábado
junto con los chicos desde hace mucho tiempo. ¡Ah! ¿Podríamos parar en
la juguetería? Necesito comprar algunas bolitas..."
Acertijo matemático sencillo
La solución pasando el ratón por debajo:
A=PERRO, B=GATO, C=CONEJO
SEGUN IMAGEN 1: B+C=10 (1)
SEGUN IMAGEN 2: A+C=20 (2)
SEGUN IMAGEN 3: A+B=24 (3)
Resolviendo:
PERRO (A) = 17
GATO (B) = 7
CONEJO (C) = 3
TOTAL: A + B + C = 27
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