lunes, 6 de agosto de 2012

Diez objetos que nos trasladan a la EGB


Después de décadas de reforma tras reforma educativa, algunos no terminamos de enterarnos qué diantres les toca estudiar a los niños de ahora, de cuantos ciclos constan las diferentes etapas y, últimamente, cuánto vamos a tener que pagar para que el crío estudie y se haga un hombre de provecho. Los que nacimos hace ya algunos años, sin embargo, tenemos una experiencia común inamovible: la EGB, la Educación General Básica.
Este es un post, pues, decididamente nostálgico, puesto que vamos a repasar 10 objetos que marcaron a fuego esa experiencia, junto al recitado de los afluentes del río Ebro y las tablas de multiplicar. Y por supuesto, nos acordamos también de los recreos, que para algo era nuestra parte favorita del cole… Seguro os hará recordar tiempos pretéritos. 

Libros de texto
Usados en: el recreo.
¡Por supuesto! No podemos empezar sin los libros; libros de todo tipo, que acaban pintarrajeados por todas partes. Nos gustaban más los de lectura, naturales o sociales, con sus ilustraciones, fotografías y nuestros papas se quejaban de los caros que eran. Ahora nos toca a nosotros quejarnos. Más este año, si cabe, con la subida del IVA.

 
Diccionario Iter-Sopena
Usado en: clase de Lengua.
El diccionario de bolsillo por excelencia. ¿Se llevaban los coles una comisión por parte de la editorial? No lo sabemos, pero todo el mundo lo tenía. Aquel libro, que algunos llamábamos “Iter, Iter, Iter, Iter Sopena”, terminaba recibiendo un buen sobo tanto en casa como en clase. Las páginas con las banderas del mundo a todo color, nuestras favoritas.

La segueta
Usado en: clase de manualidades o, luego, eso que se llamó “pretecnología”.
La segueta, o sierra de marquetería, esa sierra de hilo que se rompía sin parar al encarar los cruces, fue la tizona de los adolescentes españoles que sufrieron en sus carnes el ya mítico mapa-de-España-con-bombillas, esa cumbre de la manualidad que mezclaba carpintería fina y principios de electrónica. Había como estuchitos de distintas sierras intercambiables a palometa, con variada dentadura para los que iban de “pro”.

Rotrings
Usado en: Clase de dibujo.
Una pesadilla para los más mayores. Los rotrings eran caros, sucios y se quedaban muertos de risa durante años cuando el estudiante tomaba la senda de las letras. Y además, se rompían y secaban con una facilidad pasmosa, haciendo más difícil si cabe la ya de por si labor de aprobar el dibujo técnico, esa rama de la pretecnología que tantas pesadillas dio a algunos. La mejor leyenda urbana de la época: que existía en algún lugar un niño que tenía un 0.2 sin la punta doblada.

Pastelitos
Usado en: el recreo.
Antes de que supiéramos que tienen muchísimo colesterol, y que los medios nos avisaran del problema de la obesidad infantil, el momento del bollo era el más esperado del día para muchos. No era universal. Algunos llevaban un bocadillo de casa: otros ni siquiera comían nada. Nuestro preferido iba por temporadas, dependiendo del cromo o juguete. En el caso de los de Tarzán, un muñequito de plástico incrustado en el chocolate.

La troqueladora-perforadora escolar portátil (a.k.a “la Perforette”)
Usado en: casa, para anillar los apuntes.
Aunque la perforadora de agujeros para anillas existe desde la noche de los tiempos de la burocracia, la llegada de este sencillo aplicador para el público joven, en divertidos y vivos colores flúor, democratizó el hecho de agujerear folios y fabricar confetti casero para los cumples de la plaza.
Sus creadores no fueron otros que Clipper, los mismos con los que luego nos encenderíamos los primeros pitillos en el parque; concretamente eran el Clipper Perforette pickin´pack, un pequeño utensilio que todavía muchos conservamos, pues al estar hecho de plástico del duro es casi eterno.

Balones Mikasa.
Usado en: el recreo.
De más pequeños, jugábamos con balones de plástico, de colores y poco peso. A partir de los 9 o 10 entraba en nuestra vida el “torpedo” Mikasa. En su día, la marca de balones de fútbol, futbito y minibasket más usada por los colegiales de entonces. Duros y ligeros, los Mikasa salían volando por los aires con facilidad pasmosa. En este caso, el dolor no era tanto en los pies del rematador como en la cara o los brazos del portero, debido a la velocidad que era fácil imprimir al esférico.

Plantilla de España.
Usado en: el clase de sociales.
Así daba gusto dibujar: lo malo venía cuando había que hacerlo sin plantilla. De plástico duro, se guardaba en una fundita, junto al transportador de ángulos y una regla pequeña, que siempre terminaba por ahí. Venían en tres variedades: montañas, ríos y comunidades autónomas. Dentro de poco igual tenemos que comprar a los niños una de Alemania.

Pinturas, Ceras y Estuche Pelikan
Usado en: el recreo.
No falla. Los rotuladores tenían que ser ‘Carioca’ (con esa extraña mascota), los lápices, ‘Alpino’. Y las ceras… ‘Plastidecor’. Salvo cuando a alguno se le ocurría traer unas Manley y aquello acababa siendo un auténtico desastre.
Pero la verdadera estrella de los lápices del colegio eran los Estuches Pelikan, de dos pisos, con rotuladores de punta doble (fina y gorda), y un montón de accesorios de la marca Pelikan. No tenerlo te podía convertir en un marginado. Y tus papas no querían eso, ¿verdad?

Bolis de 4 y 10 colores.
Usado en: el recreo.
Burro grande, ande o no ande… Aunque la mayoría apenas usábamos un color de boli para tomar apuntes o hacer los deberes (o ni eso: muchos seguían prefiriendo lápiz), era mucho más molón tener uno de estos bolis y manejarlo como su fuera una herramienta de precisión: ahora escribo esto con este color, lo cambio, ahora uso este otro, ahora pulso dos a la vez…
Si bien el de cuatro colores aún tenía cierta utilidad, el mamotreto que era el boli de 10 colores era prácticamente inmanejable, con su forma de cohete especial… o de otra cosa, ejem.

 
Chinitos / Chupetes de la suerte
Usado en: a todas horas.
Amuletos de la suerte para presumir en el cole. Primero fueron unos supuestos chinitos: quedaban aún muchos años para que la invasión de panaderías, restaurantes y tiendas de todo a un euro, y nadie lo veía políticamente incorrecto. Un código de colores nos servía para identificar nuestras necesidades. Si queríamos amor, había que llevar uno rojo. Para conseguir dinero (lo que más, para comprar tebeos y juguetes), el amarillo. El verde nos traería buena salud. El azul, claridad de ideas… En cada colegio se cambiaban los significados.
Después llegaron los chupetes: la misma tontería pero con este objeto para bebes. Con todo, calaron y vuelven a ponerse de moda cada poco tiempo.
   
Y mención especial para…: el maldito “Plinton” y su primo el “potro”
Como nunca conseguimos saltarlos, sólo aparecerán aquí someramente esbozados. No conviene mentar al maligno de la Educación Física que tanto ha hecho por la obesidad en este país.

El mono quiere escapar

Alerta médica


El efecto AXE


Olimpiadas en Nepal


Vuelta ciclista al Norte


Se ha presentado el recorrido de la Vuelta Ciclista a España 2012, que comenzará el 18 de agosto en Pamplona y finalizará en Madrid el 9 de septiembre.

Es un recorrido íntegro por el norte de España, en la que abunda la montaña y escasea las etapas contrarreloj, en concreto, la mitad de las etapas acaban en alto. Destaca el paso de la Vuelta por Galicia, el Pais Vasco y Cataluña, comunidad a la que vuelve 13 años después. Hay que poner atención en tres etapas que acaban en grandes puertos, el de los Ancares en Galicia, y los Lagos de Covadonga y el Cuitu Negru, estos dos en Asturias. Es casi seguro, que la subida a la Bola del Mundo, en la penúltima etapa ya en Madrid, decidirá el vencedor de esta nueva edición.


Un caballito de mar


La excelencia del espíritu olímpico


Lo que más me impresiona de estos XXX Juegos Olímpicos es la confraternización de todas las naciones. Hay más países representados en esta fiesta del deporte (204) que en la ONU (193). Y por primera vez todos los comités olímpicos nacionales enviaron atletas, inclusive Arabia Saudita, Catar y Brunei.

En los estadios londinenses quedan aparcadas todas las diferencias y divergencias políticas, económicas, ideológicas, religiosas y étnicas. En 29 modalidades de 26 deportes hermanan a Israel e Irán, a Estados Unidos y Cuba, a Corea del Norte y Corea del Sur.


Fue en la ciudad griega de Olimpia donde comenzaron los juegos, hace unos 4.500 años, como un ritual religioso de homenaje a los dioses y fortalecimiento de la paz entre las ciudades-estado. El año 392 los juegos fueron prohibidos por el emperador romano Teodosio I. Siglos después, en 1896, renacieron en Atenas, que fue la sede de los I Juegos Olímpicos de la era moderna.


Las Olimpiadas son como el anuncio de otro mundo posible, el mundo solidario en el que la humanidad vivirá como una gran familia. En una familia las personas son diferentes, poseen talentos y aptitudes distintas, pero todos tienen los mismos derechos y oportunidades Así deberíamos vivir los casi siete mil millones de este planeta que ocupa la tercera órbita del sistema solar, y en el que -según dicen- hay vida inteligente…


En las Olimpiadas las peleas entre los 10.500 participantes son solamente deportivas. De hecho, la pelea mayor es la del atleta consigo mismo, ante el desafío de superar las marcas del desempeño en su modalidad deportiva.
En las competencias no hay rencor ni humillación de parte de quien es derrotado. Lo que sí hay es la alegría y la exaltación de los atletas y de los países que conquistan medallas de oro, sin que ello cause resentimiento a los que no suben al podio.


Aunque no todo son rosas en la historia de los Juegos Olímpicos modernos. En 1936 la Alemania de Hitler fue la sede del acontecimiento, transmitido por primera vez por la tv. Y a pesar de que los nazis exaltaron la superioridad de una supuesta raza aria, fueron los negros norteamericanos quienes conquistaron las medallas de oro del atletismo; uno de ellos, Jesse Owens, se colgó cuatro al cuello.
La irritación de Hitler fue aplacada con la conquista, por los deportistas alemanes, del mayor número de medallas de oro, 33. Los EE.UU. quedaron en segundo lugar, con 24. Fue en Berlín aquel año cuando se inventó la ceremonia de la antorcha olímpica.


Otro momento trágico sucedió también en Alemania, en las Olimpiadas de 1972. El 5 de setiembre, terroristas de una organización denominada Setiembre Negro invadieron la villa olímpica y ocuparon los dormitorios de la delegación israelí. Amenazaron con ejecutar un rehén cada hora, en caso de que no soltaran a 200 presos árabes de las cárceles de Israel. Se suspendieron las competiciones para atender a las negociaciones y el COI (Comité Olímpico Internacional) llegó a pensar en la cancelación del acontecimiento. Intervino la policía, dejando un saldo de 18 muertos, entre ellos once rehenes, cinco terroristas, un policía y un piloto de helicóptero.


Millones de personas se ponen ante los aparatos de tv para asistir a la apertura de los Juegos Olímpicos. Cada país anfitrión procura ofrecer lo mejor de su arte en la inauguración del suceso. Los ingleses brillaron ofreciendo una mezcla de historia, entretenimiento, humor, tecnología y música.


Lo que más me llamó la atención en esa ceremonia de apertura fue el énfasis sobre el sistema de salud británico, el NHS (National Health Service), equivalente a nuestro SUS, con la diferencia de que aquel es considerado el mejor del mundo.


El Brasil acogerá, en agosto del 2016, la XXXI Olimpiada. La presidente Dilma prometió, en Londres, que la apertura de los juegos, en Rio de Janeiro, superaría a la de Londres. O sea que ya comenzó, pues, la competencia por el glamour… Y Dilma hasta hizo una sugerencia de coreografía: una escuela de samba.


Hago votos para que, en el 2016, el Brasil exhiba ante el mundo lo mejor de su música, danza y tecnología de efectos especiales, pero también muestre cómo nuestro pueblo tiene asegurados los tres derechos fundamentales del ser humano: alimentación, salud y educación.


Por tanto hay que empezar por duplicar desde ahora la inversión en dichas áreas. Si queremos superar a Londres, no basta con hacerlo en la forma sino también en el contenido, para que las Olimpiadas de Rio no sean sólo una fiesta en la tierra de un pueblo semianalfabeto y carente de recursos para el acceso a buenas condiciones de salud.


Frei Betto

Nos dejó Chavela


La joven de 93 años Chavela Vargas ha encontrado la paz que su volátil corazón de pájaros ansiaba, despues de toda una vida dedicada a cantar a la vida; por toda la galaxia de la música extendía sus alas, voló tanto en su empeño discordante de hacer de su voz un activo de toda la humanidad que, al fin, se despeñaron sus alas por las oscuras sombras donde los dioses esperan a sus hijos para convertirlos en estrellas.

Carlos Rivera