sábado, 9 de noviembre de 2013

El extraño

Unos cuantos años después que yo naciera, mi padre conoció a un extraño, recién llegado a nuestra pequeña población. Desde el principio, mi padre quedó fascinado con este encantador personaje, y enseguida lo invitó a que viviera con nuestra familia.

El extraño aceptó y desde entonces ha estado con nosotros.
Mientras yo crecía, nunca pregunté su lugar en mi familia; en mi mente joven ya tenía un lugar muy especial.

Mis padres eran instructores complementarios:

Mi mamá me enseñó lo que era bueno y lo que era malo y mi papá me enseñó a obedecer.
Pero el extraño era nuestro narrador.
Nos mantenía hechizados por horas con aventuras, misterios y comedias.
El siempre tenía respuestas para cualquier cosa que quisiéramos saber de política, historia o ciencia.


¡Conocía todo lo del pasado, del presente y hasta podía predecir el futuro!

Llevó a mi familia al primer partido de fútbol.

Me hacia reír, y me hacía llorar.

El extraño nunca paraba de hablar, pero a mi padre no le importaba.

A veces, mi mamá se levantaba temprano y callada, mientras que el resto de nosotros estábamos pendientes para escuchar lo que tenía que decir, pero ella se iba a la cocina para tener paz y tranquilidad.
(Ahora me pregunto si ella habra rogado alguna vez, para que el extraño se fuera.)

Mi padre dirigió nuestro hogar con ciertas convicciones morales, pero el extraño nunca se sentía obligado para honrarlas. Las blasfemias, las malas palabras, por ejemplo, no se permitían en nuestra casa… Ni por parte de nosotros, ni de nuestros amigos o de cualquiera que nos visitase. Sin embargo, nuestro visitante de largo plazo, lograba sin
problemas usar su lenguaje inapropiado que a veces quemaba mis oídos y que hacia que papá se retorciera y mi madre se ruborizara.

Mi papá nunca nos dio permiso para tomar alcohol. Pero el extraño nos animó a intentarlo y a hacerlo regularmente.

Hizo que los cigarrillos parecieran frescos e inofensivos, y que los cigarros y las pipas se vieran distinguidas.

Hablaba libremente (quizás demasiado) sobre sexo. Sus comentarios eran a veces evidentes, otras sugestivos, y generalmente vergonzosos.


Ahora sé que mis conceptos sobre relaciones fueron influenciados fuertemente durante mi adolescencia por el extraño.

Repetidas veces lo criticaron, mas nunca hizo caso a los valores de mis padres, aun así, permanecio en nuestro hogar.

Han pasado más de cincuenta años desde que el extraño se mudó con nuestra familia. Desde entonces ha cambiado mucho; ya no es tan fascinante como era al principio.

No obstante, si hoy usted pudiera entrar en la guarida de mis padres, todavía lo encontraría sentado en su esquina, esperando por si alguien quiere escuchar sus charlas o dedicar su tiempo libre a hacerle compañía...¿Su nombre?

Nosotros lo llamamos Televisor...

¡Ahora tiene una esposa que se llama Ordenador y un hijo que se llama Teléfono Móvil! con el agravante que el nieto pinta ser el peor de todos: El smartphone.

4 comentarios:

  1. La verdad es que esta mujer siempre me sorprende. Estoy acostumbrado a ver como llega a la meta con tres cuerpos de ventaja respecto de "los colegas", quienes con tanta frecuencia se mantienen inamovibles sobre un tiempo que pasó hace ya dos,tres,cuatro o cinco décadas. Mi intención de ningún modo es molestar, eso sí, deseo ser crítico, y con esa intención dejar claro que, frente a esta mujer somos en su mayoría reclutas medievales lanza en ristre y con la boca abierta. Desde aquí, mi homenaje a la inteligencia de quién, seguramente, nos oberva con cierta indulgencia.

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    1. Gracias querido ANÓNIMO.Y gracias a Juan Antonio creador de esta página web.Siempre le agradeceré el día que me llamó para informarme de ella. No solo os observo yo, sino también algunas de mis amistades,incluso cuelgan en facebook, algunas de las cosas de Cajón de Sastre. No pasa un solo día que no entre en la página, aunque hay días como hoy, que me resultan muy tristes por el fallecimiento de vuestros compañeros.DESCANSEN EN PAZ.

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  2. Lamento que durante mi paso por la U.L.C., no tuve el tiempo suficiente para conocer mejor a muchos de mis compañeros. Creo que con Pedro hubiera podido tener dos buenas amistades.

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    1. Pere,en el primer reencuentro, Pedro no pudo asistir ya que hacia pocos meses lo habían operado del corazón,en el segundo,(Pedro recibió tu correo)pero no pudo asistir ya que había estado tres meses en el hospital, lo mandaron a casa como el solía decir(desahuciado).Recuerdo la pena tan grande que tenia por no poder asistir. Al tercero(el cual no se produjo)por desgracia ya había fallecido.Gracias por tus palabras.

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