viernes, 18 de abril de 2014

Una docena de pensamientos sobre tu rastro digital cuando ya no estés



Que vamos a morir es un hecho tan cierto como que el sol se levanta por el este y se pone por el oeste. No sabemos cuándo ni cómo, pero sí que un día ya no estaremos aquí, aunque no nos guste pensar en ello.
En los últimos tiempos me ha tocado vivir dos muertes cercanas y, cosas de la vida, en uno de los casos, hacerme caso de la intendencia digital… y del otro me he enterado, precisamente, a través de internet.
Yo creo que muchos conocemos a personas que tenían personalidad en redes sociales y que se han muerto y que seguimos viendo en anuncios de Facebook (“A tu amigo menganito le gusta tal producto”), con el consiguiente horror, disgusto y sensación de que alguien debería cuidar esas cosas…
Es normal que a las personas allegadas no nos (les) haga demasiada gracia, en pleno duelo, repasar la vida íntima y personal en red de nuestros seres queridos, pero tampoco nos gusta recoger la ropa de un armario o ver lo que hay en los cajones. No es una cuestión de deseo, sino de necesidad.
Cada vez hay más empresas que se hacen cargo de ciertos aspectos legales, pero aún hay mucho en lo que pensar y dejar atado, por ejemplo:

1. Cuentas de correo electrónico

No hablo de la cuenta de la oficina, hablo de tus cuentas personales de correo. ¿Se van a quedar ahí para siempre? ¿Hay información sensible que no quieres que lea tu pareja o tus hijos? ¿Al contrario? ¿Te da igual?
Dejar la contraseña a una tercera persona o a una empresa puede ser la solución. Cribado de mensajes y les entregan a tus seres queridos sólo aquellos que les conciernen o que tú hayas elegido. El resto, desaparecerá, junto con la cuenta.

2. Cuentas en redes sociales

A no ser que le des las contraseñas a alguien y que se hagan pasar por ti para cerrar las cuentas, este paso puede convertirse en un auténtico suplicio pues, como es lógico, las redes sociales solicitarán certificado de defunción a tus familiares, en algunos casos, necesitarán traducción al idioma que sea… un auténtico lío.

3. Páginas web y blogs

¿Lo que has escrito se va a perder para siempre? Una vez que dejes de actualizar, de pagar el hosting, el dominio… no van a seguir ahí para siempre… ¿Y si alguien hiciera un back up de la base de datos con los textos, fotografías o lo que sea y se lo entregara a quien tú decidas?

4. Música y libros

Los archivos digitales son otro cantar… Puedes tenerlos de varios tipos… ya sabemos que lo que compras, por ejemplo en iTunes es personal e intransferible… Pero también puedes tener archivos comprados en otros espacios, tostados de tus CDs, de CDs de amigos… y de otros sitios…
Con los libros nos pasa lo mismo que con iTunes, pero aplicado al caso de Kindle de Amazon. Es tuyo mientras vivas, pero, en teoría, no se lo puedes traspasar a nadie… Pero claro que tienes muchos más libros y documentos digitales que los que sean estrictamente de Amazon y, aún en ese caso, se puede hacer algo con eso… Con la ventaja de que, al ser digital, puedes legarlos muchas más veces, ¿a quién le vas a dejar tu colección de música? ¿A una persona? ¿A varias?

5. Fotografías

Fotografías de tu infancia (digitalizadas, claro), de tus fiestas, tus amores, tus amigos, tus trabajos… tu familia, tus hijos, quizá alguna íntima, subida de tono, qué sé yo… ahora que no se revelan y no las tienen que ver en la tienda de revelados… sólo tú sabes lo que tienes… Pero la cuestión, de nuevo, es ¿qué pasa con ellas? ¿Todas para tu pareja? ¿Todas para tus hijos? ¿Todas para alguien en concreto? ¿Las repartirías? ¿Con qué criterio? ¿Confiarías en alguien para hacerlo?

6. Juegos

No soy demasiado jugona, pero para el que lo sea, fijo que este tiene que ser un punto crítico… Además hay sagas de colección incunables y esas cosas… Dejar los accesos en algún lugar para que alguien los pueda traspasar, como hemos visto con la música y libros, sería tal vez una buena idea… ¿Legarlos a un museo, a alguna ONG…?

7. Otros archivos

Los diogenistas digitales sabemos que en los ordenadores hay mucho más que música, libros, juegos y fotos… hay toda una vida de otras cosas, tu vida, con sus cosas públicas, sus cosas privadas… escritos inacabados, logs de chats (reminiscencias de otros tiempos… pero ahí están…). Todas estas cosas son parte de ti. ¿Quieres que se conserven? ¿Quieres destruirlas? ¿Quieres que los tuyos las vean?

8. Contraseñas

Puedes dejar tus contraseñas en tu testamento para que tus herederos dispongan o dejárselas a un albacea para que gestione cosas antes de repartir archivos.

9. Contactos

Tenemos cientos de contactos online: amiwitos, amigotes, personas a las que conocemos de vista en nuestro pequeño mundo virtual… ¿Cómo se enterarán de que ya no estamos? ¿Queremos que alguien les informe?

10. Amigos

No sé vosotros, pero yo con mis amigos no hablo cada día salvo que me pase (o les pase) algo. Charlamos de cuando en cuando para comprobar que todo sigue… ¿Y si yo me muero hoy? Me encantaría que alguien avisara a equis personas de que me he muerto. Creo que ellos querrían saberlo en el momento… Alguien tendría que decírselo… y sólo tú sabes a quién quieres que se avise… los que se queden, bastante tendrán con el lío y el disgusto como para pensar en hacer listados…

11. Página de recuerdo

Pero claro, no van a avisar a todo el mundo… Para ese resto del mundo, es conveniente abrir una página de recuerdo. Una página que cuente tu historia, con una foto, con varias, que sirva para que la gente deje algún mensaje de condolencia a tu familia, donde la gente cuente una historia bonita de recuerdo…
Aquí aún no se estilan mucho, pero en otros países esto es de lo más normal… afortunadamente…

12. No pienses…

… que nunca te va a tocar. No sabes si te va a tocar… La vida, no sé si afortunada o desafortunadamente, es así. Así que un día que estés bien, de buen humor y con ánimo, piensa en estas cosas… y decide… lo mismo que harías con tus cosas físicas.
No era mi intención hacer un post tétrico, en absoluto… son cosas que tendemos a ocultar en nuestra cultura, pero que están ahí y que conviene pensar de vez en cuando… ¿Y tú? ¿Alguna vez has pensado en todo esto?
Foto vía Shutterstock.Fuente

No hay comentarios:

Publicar un comentario