Redacción de una alumna de 8 años,
publicada en Jornal do Cartaxo, en Florianópolis/Santa Catarina,
Brasil.
Un abuelo es un hombre que
no tiene hijos y por eso le gustan los hijos de los otros. Los abuelos no tienen
nada que hacer, a no ser estar allí. Cuando nos llevan a pasear, caminan
despacio y no pisan las flores bonitas ni los gusanos. Nunca dicen: ¡Vete de
aquí!, ¡Te vas a dormir!, ¡Ahora no! ¡Te vas a pensar a tu cuarto! Normalmente
son gordos, pero lo mismo consiguen abrochar nuestros zapatos. Saben siempre lo
que nosotros queremos. Sólo ellos saben como nadie la comida que nosotros
queremos comer. Los abuelos usan anteojos y a veces hasta consiguen sacarse los
dientes. Los abuelos no precisan ir al peluquero porque son pelados o
están siempre con los pelos prolijitos. Cuando nos cuentan cuentos no se saltean
partes y no les importa tener que contar la misma historia varias veces. Los
abuelos son las únicas personas grandes que siempre tienen tiempo para
nosotros. No son tan débiles como dicen, a pesar de que se mueren más veces que
nosotros. Todas las personas deben hacer lo posible para tener un abuelo, sobre
todo si no tienen televisión.
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