miércoles, 4 de julio de 2012

Subió hasta alcanzar casi 5.000 metros con una silla de jardín atada a globos meteorológicos.

Larry Walters fue un conductor de camión residente en San Pedro, California que quiso convertirse en piloto de la Fuerza Aérea de los Estados Unidos, un proyecto frustrado por problemas de visión. Con alrededor de 33 años decide concretar una idea que venía rondando su cabeza desde varios años antes. Así se lanza a comprar unos 45 globos meteorológicos para cargar con helio y simplemente echarse a volar sin realizar demasiados cálculos ni prevenir demasiados riesgos. Su plan era por decirlo, poco meticuloso (como mínimo): amarrar los globos a una silla que tenía en su patio, cargar unas cervezas, unos bocadillos, una pistola de aire comprimido para cargarse algunos globos y descender, y así, pasar unas largas horas a no más de 40 o 50 metros de altura. 




Con su equipo de picnic, Larry Walters se echa a la aventura, pero lo que eran sólo unos pocos metros, se transformaron en un ascenso que no pudo controlar. Por miedo a desequilibrar toda la carga junto a su silla, decide no disparar a los globos y dejarse llevar hasta alcanzar nada menos que unos 4. 600 metros según las estimaciones posteriores. En el aire, también disponía de un equipo de radio con el que se pudo comunicar a través de un canal para emergencias, tras invadir el espacio aéreo controlado. Luego de 45 minutos en el aire, comienza a disparar a los globos, hasta perder accidentalmente los perdigones por la borda. El descenso fue poco menos que lento e infeliz, hasta quedar atascado en unos cables que causaron un apagón de 20 minutos en la zona de Long Beach. 

Por supuesto, tras la aventura fue detenido por violar la ley Federal de Aviación, aunque por ser un caso inclasificable fue multado por “apenas” 1.500 dólares. Su experiencia lo llevó a deambular por algunos programas de televisión, ganándose también varias notas en distintos diarios. 

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