No al menos como está concebida y practicada de manera masiva aunque
minoritaria actualmente. La bici no genera economías de escala, no
recauda impuestos, no necesita grandes equipamientos, no hace industria,
no requiere grandes obras públicas, no provoca guerras, no incrementa
los gastos en sanidad ni en farmacología, no acusa los vaivenes
interesados de la moda, no necesita financiación, no obliga a contratar
seguros, no ocupa grandes espacios, no necesita una regulación del
tráfico excesiva, no alimenta la prisa ni la aceleración, no consume
prácticamente nada. Es por todo eso por lo que la bicicleta no tiene
crédito en una sociedad que continúa abrazada, aferrada, a un sistema
que se tambalea y que hay que mantener a cualquier precio.
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