Ya desde la antigüedad más remota existía una ruta que, utilizando un corredor natural que articulaba el occidente de la Península Ibérica, permitía comerciar al pueblo tartesio con el norte de la meseta en el siglo VII a. de C. Fue esta ruta la que utilizaron las tropas romanas para avanzar hacia el norte.
En época del emperador Augusto y sobre todo durante los reinados de los emperadores Trajano y Adriano, ya se configura como una calzada romana que en sus inicios unía Emerita Augusta (Mérida) con Asturica Augusta (Astorga), y que continuaba por la “XXIII, Iter ab Hostio Emeritam Uxue Fluminis Anae” hasta Sevilla por el sur, y hasta Gijón por el norte a través de La Vía Carisa, calzada romana impulsada por el general Publio Carisio, cuyo objeto era unir los asentamientos militares de tierras leonesas con el mar Cantábrico. La primitiva calzada, y sus prolongaciones naturales crearon una gran ruta de comunicación que unía la cornisa cantábrica con las tierras del Sur de Hispania.
Por ella circularon mercancías, tropas, comerciantes y viajeros, en un continuo tránsito que favoreció la difusión de la cultura romana, su lengua y modos de vida, a la vez que facilitaba el control del territorio que necesitaba la administración del Imperio Romano.
Esta ruta se siguió usando a lo largo de los siglos, tanto por árabes como por cristianos durante la Edad Media, para continuar después desempeñando un importante papel en la red de comunicaciones de la Península Ibérica. La riqueza del pasado histórico de la Ruta de la Plata, cuyo nombre deriva del árabe "balat", "camino empedrado", se pone de manifiesto en los innumerables vestigios que jalonan su recorrido, que ofrece uno de los conjuntos más interesantes de nuestro Patrimonio histórico.
En la actualidad, la Autovía Ruta de la Plata o A-66 es una autovía española que cubre el trayecto entre Gijón y Sevilla. Es la segunda autovía con más kilómetros en España, (809 km) sólo por detrás de la Autovía del Mediterráneo (1330 km).
Para mí y creo que para todos los extremeños es una ruta que va unida a nuestra historia. Cuando me concedieron la beca y me asignaron a la Universidad Laboral de Córdoba, la transité tanto en autobús como en tren, recodando todos los pueblos y ciudades por las que pasaba, especialmente en los viajes de vuelta a casa, dejando a compañeros en Zafra, Don Benito, Mérida, Badajoz o Cáceres. Al final también la conocimos por la Nacional 630. Hoy disfrutamos de una cómoda autovía.
ResponderEliminarPara mí y creo que para todos los extremeños es una ruta que va unida a nuestra historia. Cuando me concedieron la beca y me asignaron a la Universidad Laboral de Córdoba, la transité tanto en autobús como en tren, recodando todos los pueblos y ciudades por las que pasaba, especialmente en los viajes de vuelta a casa, dejando a compañeros en Zafra, Don Benito, Mérida, Badajoz o Cáceres. Al final también la conocimos por la Nacional 630. Hoy disfrutamos de una cómoda autovía.
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