La frase que da título a esta entrada es muy utilizada en nuestros días y tiene una historia relativamente reciente, aunque ya han pasado casi 30 años desde aquel 23 de febrero de 1981. Con el golpe de estado del teniente coronel Tejero en marcha, algunos mandos militares aún dudaban sobre su apoyo al mismo.
En concreto, el general Juste Grijalba, a la sazón jefe de la División Acorazada Brunete, estaba esperando una señal final para sacar sus blindados a las calles de Madrid apoyando el golpe. A pesar de estar metido en el ajo hasta el fondo, mantenía ciertas reticencias hasta saber que realmente el rey no estaba en contra del golpe. El general Armada, uno de los impulsores del golpe, había comentado que el golpe estaba del lado del rey, no en su contra.
Armada era un hombre muy cercano a la Casa Real y el general Juste llamó por teléfono a Zarzuela para preguntar si Armada estaba en Zarzuela. Al parecer, aquella visita estaba en los planes de los golpistas. Entonces, Sabino Fernández-Campo, secretario general de la Casa del Rey en aquel momento, le contestó: “ni está, ni se le espera”.
Con aquella respuesta, dejaba claro, a pesar de que todo seguía rodeado de niebla y dudas y no se sabía con claridad quién estaba o no implicado, que el rey no estaba de parte de los golpistas, que no se esperaba a ninguno de ellos en Zarzuela. Realmente no conocemos el impacto de esta respuesta en la evolución del golpe de estado, pero lo que se intuye es que tuvo cierta trascendencia al dejar fuera de la acción a la División Acorazada Brunete. En cualquier caso, dio lugar a que la frase en cuestión se introdujera en nuestro lenguaje.
Fuente: ABC
No hay comentarios:
Publicar un comentario