Se desconoce con certeza si algo de lo segundo tuvo que ver en la composición de esta pequeña pieza para piano y dos voces femeninas, generalmente sopranos, pero lo cierto es que llamó poderosamente la atención que el gran Rossini hiciera cantar a dos gatos. La compuso el maestro en honor de un par de gatos que todas las mañanas venían a visitarlo a su ventana en su casa de Padua.
En el enlace siguiente os lo refiere Montserrat Caballé:
Aquí teneis otras dos sopranos,
Enviado por Miguel Báez Rosas.
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