La mascota oso de los Houston Rocket es muy guasona. Le gusta permanecer estática en el hall del pabellón esperando que los fans se acerquen a él…
Entonces sin esperarlo, lanza su temible gruñido y sus aterradoras garras se avalanzan hacia el incauto que se les acerca, acabando con el corazón a 200 pulsaciones y gritando como un muñequita:
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