muestra el vídeo, condensando en time-lapse esos casi dos días en unos pocos minutos (la velocidad de grabación era ×40).Es una sensación extraña verle atrapado, intentando abrir las puertas, el techo, durmiendo, como un animalillo en una jaula.
La experiencia le causó un profundo trauma psicológico y nunca volvió a trabajar a lo que era su antigua oficina. No quedó claro por qué se rompió el ascensor. El hombre no tenía reloj, ni móvil, y llevaba encima dos caramelos y tres cigarrillos.
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