El
matrimonio había llegado a un acuerdo: quién muriera primero volvería a
informar al otro de la otra vida, pues no sabían si existía la
reencarnación. Su mayor temor era que no existiera nada después de la
muerte ...
Después de una larga vida juntos, el marido fue el primero en morir,
y, fiel a la palabra dada, cumplió con lo acordado en vida.
-Maria, Maria ...
-¿Eres tú, Manolo?
-Sí, he vuelto y, tal como dijimos, te cuento. Ésto es maravilloso ...
-¿Y qué haces ... ? ¿Qué se siente...?
-Me levanto por la mañana y nada mas levantarme hago el amor varias veces. Tomo el desayuno y voy al campo de golf. Después hago la siesta a la sombra -el sol aquí calienta demasiado-, y luego de la siesta otro par de veces más vuelvo a hacer el amor.
-Maria, Maria ...
-¿Eres tú, Manolo?
-Sí, he vuelto y, tal como dijimos, te cuento. Ésto es maravilloso ...
-¿Y qué haces ... ? ¿Qué se siente...?
-Me levanto por la mañana y nada mas levantarme hago el amor varias veces. Tomo el desayuno y voy al campo de golf. Después hago la siesta a la sombra -el sol aquí calienta demasiado-, y luego de la siesta otro par de veces más vuelvo a hacer el amor.
A continuación tomo un almuerzo con el que disfrutarías, pues solamente como verduras. Un rato más después vuelvo al campo de golf y el resto de la tarde continuo haciendo el amor. Cena, y vuelvo al campo de golf a seguir hinchándome de hacer el amor, y cambiando de hembra cuando quiero, y así hasta altas horas de la noche. Luego a dormir y al día siguiente se comienza de nuevo ....
-¡Oh Manolo ... estás en el Cielo!
-No, María, no ... estoy en Tomelloso, y ahora soy un conejo.
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