Podría parecer que le expresión "comerse un marrón" es moderna,
pero nada más lejos de la realidad. A sus espaldas tiene varios siglos
de uso. Su origen, según parece, está asociado a Salamanca, donde se
llamaba marrón al tronco o viga que en las construcciones populares se
utilizaba para colgar la matanza, trastos, herramientas... es decir, el
marrón era algo que cargaba con todo. Por lo tanto, el origen del dicho
era más bien "cargar a alguien como a un marrón", que cargar el
marrón a alguien, que es el uso habitual en nuestros días. Yo,
salmantino de origen, recuerdo ver los marrones en las casas, cargados
con la matanza. Aunque, para ser honestos, he de decir que entonces no
sabía que el nombre de aquella viga era tal.
Dicho esto, marrón también es un término alusivo al color de las
castañas, proveniente esta definición del francés. De hecho, en el
diccionario de la RAE marrón es también "castaña comestible" (del
francés). Y castaña equivale a problema, por lo que comerse un marrón
es indicativo de tener que hacerse cargo de un problema.
Como podemos comprobar, en estos orígenes no está la asociación
escatológica que, me temo, muchos de nosotros tenemos en la cabeza.
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