Uno de los anuncios que más me llamó la atención las pasadas Navidades (la época de oro de la publicidad) fue el de Coca-Cola, en el que recreaban en tono muy navideño la fabricación del refresco por parte de unos extraños y simpáticos "animalillos" en el interior de una máquina expendedora, concebido como un fantástico mundo de imaginación:
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